Antes que nada quiero desearles un extraordinario 2009!! Un nuevo año que se vislumbra muy interesante por decir lo menos.
Bien, entremos en materia.
Todo comienza por casa. Me gusta esa frase, quizás porque me produce cierta tranquilidad al recordarme que puedo comenzar a realizar los cambios que deseo aqui, en el entorno inmediato que me rodea, en casa. Sin embargo, me gustaría ir más allá de eso.
La palabra ecología fue usada por primera vez en 1869 por Ernest Haeckel y describe la ecología como el estudio científico de las interacciones entre los organismos y su ambiente. La palabra en si proviene del griego 'oikos' que significa 'casa' en el sentido de hogar, de manera que en el contexto de este escrito me quiero referir a la ecología como el estudio de lo que sucede en casa, y a la vez 'casa' lo voy a tomar como el lugar donde vivo, es decir, mi cuerpo, pensamientos, emociones, deseos. Dicho de otra manera, 'casa' vendría siendo los aspectos materiales, sicológicos y espirituales de mi mismo. Es en este contexto que me interesa hablar sobre democracia profunda.
La democracia a la que estamos acostumbrados a escuchar es una democracia material. La búsqueda de la igualdad, la justicia y derechos civiles entre otros, asi como las estructuras creadas para alcanzar tales fines y que ahora llamamos instituciones democráticas, pertenecen todas al ámbito material. En ese sentido hemos logrado un gran avance desde la Edad Media y su sistema feudal, aunque todavía no nos hemos apartado por completo de ese sistema.
El aspecto material de la democracia es el resultado normal del paradigma o visión de mundo que aún impera en las llamadas sociedades democráticas y que tiene su origen en el modelo mecanicista de Newton donde el funcionamiento del universo (y por ende de la vida) es visto como algo eminentemente mecánico y lineal, de causa y efecto (curiosamente, las organizaciones diseñadas y operadas de acuerdo al modelo mecánico son conocidas como burocracias). Sin embargo, desde el siglo 20 hemos estado expuestos a nuevas ideas y nuevos paradigmas que sugieren que el universo (y por ende la vida) funciona de otra manera, donde lo material no es el todo sino solo una de las partes. Algunas disciplinas científicas y sociales, como por ejemplo la biología y el desarrollo organizacional, ya comenzaron a actualizarse en ese sentido aplicando el concepto de organismos auto-organizativos, entre otros; la física por su parte, ha hecho grandes avances en lo referente al aspecto cuántico del universo; el movimiento de la sustentabilidad nos habla del aspecto sistémico y holístico de la vida en este planeta; y así por el estilo.
La política necesita actualizarse. La democracia necesita dar el salto que significa cambiar de paradigma y abrirse a otros aspectos de la relación entre los seres humanos que trasciende lo meramente material. Dicho de otra manera, necesitamos de la democracia profunda. Y con esto no estoy diciendo que nos olvidemos de lo material, la búsqueda y consecución de la justicia, la igualdad de oportunidades, nuestros derechos innatos como seres humanos siguen siendo una necesidad. A lo que me refiero es que junto a ese aspecto material necesitamos darnos cuenta que la democracia no es algo externo a nosotros, sino que somos nosotros los que hacemos la democracia, pero para eso hay que ser democrático internamente primero que nada, dentro de nosotros reside la esencia que luego se convierte en algo externo y que puede manifestarse en las estructuras e instituciones democráticas. La democracia profunda es una forma de pensar y ser, un comportamiento, una actitud. Es algo invisible en si mismo pero que puede manifiestarse en el mundo de lo visible a través de los procesos que utilicemos para comunicarnos con nosotros mismos y nuestros semejantes.
Se dice que la democracia es el menos malo de los sistemas de gobierno y también que es perfectible. Tengo dos problemas con esas apreciaciones: uno es que no creo que la democracia sea un sistema de gobierno; creo que la democracia es una forma de ser y relacionarse en sociedad. Y decir que es perfectible puede ser la excusa perfecta para no hacer nada en lograr su perfección. Cambiar las leyes y las constituciones solamente nunca harán nada si nosotros no cambiamos internamente también, sencillamente porque la democracia no es un pedazo de papel, y en todo caso el pedazo de papel lo que hace es reflejar algo que ya existe en la sociedad y no en la mente de unos pocos. Por eso es que la democracia no puede ser decretada, es algo orgánico que nace dentro de cada uno de nosotros, se incrusta en nuestros huesos y nuestras almas, crece y se expande en la población concientemente y sin coacción. Democracia es también todo un mundo sicológico-emocional-espiritual que negamos constantemente en el ámbito de lo político porque no son 'racionales', muy propio de la Era de la Razón del siglo 17 pero que ya no se justifica.
Hay quienes dicen que el estado actual del mundo es un reflejo de nuestro estado interno. Tal vez, sin embargo, no estaría de más ser un poco más ecologistas porque al final, todo comienza por casa, incluyendo la democracia.
democraciaprofunda (arroba) gmail.com
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