miércoles, 10 de diciembre de 2008

Bordes

En el escrito anterior decía que la democracia profunda era más que nada una actitud de inclusión profunda y también comentaba la importancia del trabajo con grupos para practicar esa actitud. Sin embargo, personalmente no creo que una actitud pueda enseñarse y como bien lo sabe quien ha sido profesor(a) de algo, alguien entiende o no entiende, pero el entendimiento no se puede forzar. Y precisamente porque el entendimiento es algo que no se puede forzar, lo único que podemos hacer es intentar pavimentar la via, haciéndola más fácil para que en el momento apropiado a cada quien, la comprensión llegue y con ella, el cambio hacia una actitud de democracia profunda.

En los grupos, pavimentar la via tiene que ver con establecer métodos participativos e inclusivos en sus procesos internos, en "cómo el grupo trabaja junto, cómo sus miembros se comunican los unos con los otros, cómo identifican y resuelven sus problemas, cómo toman sus decisiones y cómo lidian con sus conflictos" (aunque a decir verdad, eso no solo funciona para grupos sino para personas individuales, como tu o como yo).

Uno de los términos que maneja la democracia profunda es el Borde. Para entenderlo, regresemos en la historia algunos siglos e imaginemos que el mundo es plano y que aquello que vemos hasta el horizonte es lo que nos es conocido, nuestras creencias, nuestra identidad y todo aquello que nos hace sentir cómodos y seguros. Y luego está el borde, el límite aparente de nuestra comodidad y seguridad. Más allá del borde está lo desconocido o simplemente todo aquello que creemos que no somos, con lo que no nos identificamos y que nos hace sentir incómodos. Pues bien, tanto grupos como individuos, vivimos nuestras vidas excluyendo y marginando todo lo que está más allá de nuestros bordes, llegando incluso a establecer toda clase de reglas y normativas que nos permitan mantener a raya eso que nos incomoda y que mantenemos fuera de nuestra conciencia como si fueran tabúes.

En general todos tenemos bordes, todos tenemos algo que nos incomoda pensar, decir, preguntar, hacer, sentir, pedir, porque de hacerlo y conseguirlo estaríamos pisando terrenos desconocidos. Pero resulta que algunos siglos más tarde descubrimos que la tierra no es plana sino redonda y que podemos adentrarnos más allá de nuestros bordes y explorar mundos nuevos. Grupos e individuos excluímos y marginamos todo lo que nos aparta de nuestra zona de comodidad. Sin embargo, grupos e individuos somos mucho más que esos espacios reducidos de comodidad, de creencias e ideologías, y por consiguiente una actitud de democracia profunda intentaría buscar las maneras de incluir lo marginado, aquello que siendo parte de nosotros mismos, excluímos por las razones que fuera, para volver a sentirnos íntegros. La cuestión está en tener el valor de explorar los bordes y adentrarse en ellos porque de lo contrario las sociedades seguirán creando excluídos y marginados sin darnos cuenta que la exclusión y la marginación la llevamos por dentro.

democraciaprofunda (arroba) gmail.com

martes, 2 de diciembre de 2008

El Zeitgeist de la Democracia Profunda

No creo que Mindell haya dado una definición de democracia profunda (dp), sino más bien descripciones de lo que sería un estado de democracia profunda. Esas descripciones apuntan todas a que la dp es una actitud de inclusión profunda enraizada en una visión de mundo donde todas las voces del grupo, organización o nación, son importantes y necesitan ser tomadas en cuenta.

Aún los grupos sociales que se dicen democráticos, caen en la tentación de excluir aquello que antagoniza sus principios y normas creando con ello secuelas de marginación. Para generar el cambio hacia una sociedad profundamente democrática, es necesario entonces que grupos e individuos comencemos a tomar conciencia de las formas y esencias de nuestras prácticas democráticas. Esa toma de conciencia generalmente no ocurre de la noche a la mañana sino por etapas y una de las primeras etapas se manifiesta en la sensación interna que experimentamos que nos dice que algo necesita cambiar porque el camino que hemos estado siguiendo perdió su significado en algún momento del recorrido.

En el camino hacia los cambios necesarios para practicar la dp, el trabajo con grupos cobra una gran importancia debido a la gran presión social que ejercen los grupos sobre sus miembros y porque los grupos y organizaciones ofrecen escenarios ideales para el aprendizaje a través de sus propios procesos internos.

La dp está siendo practicada hoy en diversas partes del mundo, lo cual de alguna manera la convierte en parte del zeitgeist o espíritu de los tiempos. Ahora bien, una de las características de cualquier zeitgeist es que genera polaridades y en el caso específico de la dp encontramos la figura del totalitarismo. Paradójicamente, la dp debe necesariamente escuchar también la voz del totalitarismo, ser conciente de su presencia y mensaje porque este contiene información importante que le permitirá al grupo, organización o nación, comprenderse mejor.

democraciaprofunda (arroba) gmail.com