Ultimamente he notado un creciente interés por el concepto de Democracia Profunda, de manera que decidí copiar extractos de un excelente escrito de Patricia Wilson sobre el tema.
"¿Qué sucede cuando tomas las herramientas del diálogo, el pensamiento sistémico, comunidades con voluntad y ganas de aprender, la presencia y el cambio profundo y las aplicas al compromiso cívico? El resultado es la democracia profunda, un principio organizativo basado en la transformación de un estado de separación a uno de interconexión en el ámbito cívico. La democracia profunda no es lo que hacen los funcionarios electos, ni los expertos, ni las instituciones públicas, ni los votantes. En su esencia, la democracia profunda es la experiencia interna de la interconexión."
"Para el individuo, la democracia profunda es la emancipación de si mismo en mente, corazón y espíritu: es darse cuenta que "yo importo". Es el ejercicio de su membresía en el todo, la aceptación de su responsabilidad por ese todo y el deseo de actuar por el bien del todo: es darse cuenta que "me importa". Desde una perspectiva sistémica, la democracia profunda es un sistema dinámico abierto que surge de los diversos puntos de compromiso donde los individuos y la comunidad se juntan. No privilegia al individuo, ni impone valores colectivos. Es el punto de tensión creativa entre el individuo y la comunidad que se mantiene por la transformación del ser a través de un mayor entendimiento, compasión y relación con un círculo más amplio de otros."
"La democracia profunda comienza con la práctica del diálogo cívico, donde uno comienza a escuchar y conocer al otro a través del contexto del otro y a reconocer y expandir el contexto de uno mismo. Del diálogo cívico pasa a un "conocer" cívico, aprender y sentir en comunidad; luego pasa a la "voluntad" cívica, imaginar y presenciar al todo que quiere surgir; luego pasa a la "manifestación" cívica, el proceso co-creativo de hacer visible lo invisible. Finalmente, a través de la renovación y la reflexión, el ciclo retorna, sin ningún orden específico, al diálogo cívico. El resultado final es conciencia participativa, el sentido de unidad, manifestada en el reino de lo visible."
"Muchos de nosotros hemos experimentado momentos de conciencia participativa en un grupo que de repente se encontró como en la misma onda, en sincronía, creando sin esfuerzo o conectándose entre si en cálido silencio. La democracia profunda es un patrón de esos momentos. A través de pequeños actos diarios, las acciones repetitivas se convierten en "hábitos" que crecen como nuevos patrones culturales de interacción. La democracia profunda no será creada por un plan maestro, por expertos ni representantes del gobierno, sino por los pequeños actos de compromiso diarios. Imaginen como los siguientes tres hábitos pudieran construir la base de la democracia profunda si formasen parte integral de nuestra cultura:
- el hábito de escuchar y entender al "otro" antes de tomar una posición
- el hábito de reflexionar sobre y descubrir nuestros propios valores y suposiciones
- el hábito de sentir juntos el futuro emergente del organismo como un todo"
democraciaprofunda (arroba) gmail.com