sábado, 5 de diciembre de 2009

Democracia 3.0

La democracia puede ser comparada con el sistema operativo de la sociedad. Para quienes no estén al tanto, un sistema operativo, como por ejemplo Windows, es un programa que le dice a una computadora como debe comportarse, que puede y que no puede hacer, y pone las reglas que deben seguir los demás programas que quieran correr en esa computadora.

En las sociedades democráticas occidentales contemporáneas, hubo una primera versión, a la que voy a llamar Democracia 1.0, que no fue otra cosa que lo que se conoce como democracia representativa, que como indica su nombre, tenía (y tiene) como característica principal el que las personas esparcidas a lo largo y ancho de un territorio fueran representadas por una o más personas en la toma de decisiones que afectaban a todos.

Pasó el tiempo, la humanidad siguió su camino evolutivo y en un punto determinado surge una nueva versión del sistema democrático, Democracia 2.0, conocida comúnmente como democracia participativa. Es una versión más actualizada que toma en cuenta el deseo de las personas de participar más activamente en la toma de decisiones colectivas y en la puesta en práctica de las mismas, pero sin desechar la representatividad. Algunas reglas cambian y leyes y constituciones se reacomodan para reflejar estos cambios.

El planeta siguió girando cada vez más rápido, en sentido figurado, claro, la globalización se hizo presente, el mundo se tornó más pequeño y la vida más dinámica, más cambiante. La sociedad no sabía como manejar las nuevas situaciones que enfrentaba a diario y ese no saber generaba tensiones, crisis y conflictos por donde se mirase. El sistema operativo social se colgaba a cada momento y había que "reiniciar la máquina" repetidamente. En ese contexto altamente volátil nace la Democracia 3.0 conocida también como democracia profunda y nace como el paso evolutivo más obvio dadas las circunstancias. De la misma manera que la democracia participativa tomó forma para permitir la participación de la mayor cantidad posible de personas en la toma de decisiones, la democracia profunda toma forma para incluír no solo los diferentes puntos de vista y opiniones sobre cualquier tema, sino también los diferentes estados emocionales y de consciencia existentes sobre cualquier tema, algo que las versiones anteriores no tomaban en cuenta. Arnold Mindell y un extraordinario equipo de colaboradores diseñan toda una metodología para llevar a la práctica esta nueva forma de ver las cosas y a la que llamaron Trabajo de Procesos, la cual evolucionó y años más tarde originó el nacimiento de otra metodología a la que llamaron Trabajo Global concebida esta vez para trabajar con grupos grandes.

De la misma forma que un ser humano crece y se desarrolla y pasa de niño a adolescente a adulto, cada versión del sistema democrático evoluciona y se vuelve más inclusiva y expansiva que la anterior. En democracia profunda se internaliza la democracia y más que tener democracia, los individuos son democráticos (del verbo Ser Democrático). Se comienza a ser democrático en pensamiento y sentimiento, la democracia deja de ser algo externo y se convierte en una forma de ser, lo cual en mi opinión es el mayor legado de la democracia profunda.

La democracia profunda no desecha la representación ni la participación. Su campo de acción es otro y lo que hace es expandirse para darle cabida dentro de si a esas otras visiones de mundo y estados del Ser. No reprime ni margina, al contrario, es profundamente inclusiva y permite que las personas puedan expresarse libremente sin miedo al ridículo ni al castigo. Cuando la gente puede expresarse de esa manera, la interacción con los demás se hace más auténtica y verdadera y en consecuencia el tejido social se torna más fuerte y flexible a la vez. La democracia profunda es altamente sostenible porque trabaja directamente con el núcleo social: el ser humano en toda su maravillosa complejidad. Del ser humano parte todo lo demás, y si cuidamos a ese ser, si le damos la atención y cuidados que requiere en forma integral, no puedo ni imaginarme como será la versión 4.0.

democraciaprofunda (arroba) gmail.com

martes, 1 de diciembre de 2009

Aqui se Hace lo Que Digo Yo y Punto!

Palabras más, palabras menos, las palabras del título reflejan una actitud que se repite en muchos contextos, en el entorno familiar, en el trabajo, con los amigos, en los grupos a los que pertenecemos, en la dirigencia de un país y en tantos otros. Esa actitud a la que voy a llamar el Dictador, es también un rol y lo que sigue a continuación es una pequeña explicación de como la Democracia Profunda y el Trabajo de Procesos abordan al Dictador en cuestión.

Un rol es una máscara, un disfraz, un personaje, como los personajes de las películas, que nos ponemos o actuamos dependiendo de la situación en que estemos. Los tipos de roles presentes en cualquier grupo humano dependen del campo sicológico grupal. El campo sicológico es más fácil entenderlo si lo comparamos al campo magnético de un imán que atrae o repele las cosas dependiendo de su polaridad. Los campos se forman de las creencias, pensamientos y deseos ocultos y manifiestos de las personas que lo integran y al igual que los campos magnéticos, son invisibles aunque es totalmente posible sentirlos. Si alguna vez fueron a un lugar y sintieron la atmósfera de ese lugar como tensa o relajada, entonces ya saben a lo que me refiero.

Todo campo necesita expresarse y de hecho lo hace a través de los roles. Quien interpreta cada rol dependerá de la sicología individual de cada persona del grupo, pero lo importante es que es el campo el que determina los roles que serán interpretados. No todos los campos generan el rol del Dictador porque no todos los grupos humanos abierta o de manera oculta creen en o desean uno. Esto significa que cuando el Dictador está presente es porque el mismo grupo a través de sus creencias, pensamientos y deseos conscientes e inconscientes creó las condiciones idóneas para que el campo forzozamente buscase expresarse a través del rol del Dictador.

El rol del Dictador y de hecho, todos los roles, toman forma y se hacen presentes para que interactúen entre si y de esa manera satisfacer la necesidad primaria que los creó, solo que no siempre la gente está consciente de lo que sucede y muchas veces se llega a una calle ciega y el juego se tranca, que es otra forma de decir que aparecen los conflictos, las crisis y las tensiones, o en términos taoístas, el Chi deja de fluir.

Lo primero que se necesita para comenzar a procesar las tensiones que aparecen y destrancar el juego es tomar responsabilidad por la situación tal como está. Tomar plena consciencia de la coparticipación y cocreación de la situación es el primer paso y de esa manera el Dictador podrá ser visto como una creación colectiva, que quizás en un momento tuvo sentido, pero que tal vez ya no lo tenga porque los campos están continuamente cambiando sencillamente porque los pensamientos y deseos colectivos también cambian constantemente. Otro paso es tomar consciencia de los roles que están siendo interpretados y dejarlos expresarse plenamente. Es absolutamente necesario encontrar el espacio de diálogo para que todos los roles presentes en el campo se expresen abiertamente, para que manifiesten no solo lo que piensan, sino lo que sienten también, y esto es primordial. La Democracia Profunda es por definición inclusiva y eso significa que tanto el Dictador como todos los demás roles que lo afectan y a los que afecta, deben necesariamente estar representados y ser escuchados.

¿Hay roles que se niegan a morir? No creo; los roles dependen enteramente de los campos y así como el polo positivo de un imán repele las cargas positivas, si el campo grupal no incluye algún determinado rol, este sencillamente no aparecerá o si ya existe, dejará de existir en su debido momento.

POSTDATA: Uno de los mayores retos que tenemos es poder observar a través del velo de los roles y realmente ver a los seres humanos que los encarnan, porque a pesar de las apariencias, un ser humano no es los roles que actúa. Es como si fuésemos a una fiesta de disfraces sin saber que estamos en una fiesta de disfraces y creer que los personajes que vemos son reales. Muchas veces, el diálogo entre roles es un diálogo entre sordos, pero cuando somos capaces de comunicarnos sin los roles o máscaras que nos definen, ocurren milagros y la vida adquiere otro color y textura, más suave, menos áspera. Inténtalo, ¿quién eres realmente sin las máscaras que te pones a diario?

democraciaprofunda (arroba) gmail.com